Parada obligatoria
Cuando salí del pabellón pensaba en todo menos en lo cansado que me encontraba, demasiado quizá para un partido de fútbol-sala de una hora. Daba vueltas a la soledad de los días de carnaval, a los viajes, a los "Four days and nights of peace. I am getting so strong again that I hardly know myself..." del diario de Lucy, a las decisiones por tomar referentes a la vida laboral, única que me interesa hoy por hoy. De otras más susceptibles de ser analizadas en estas fechas solo me queda un lote por devolver a fábrica sin acuse de recibo.
Empujé casi una semana entera, hasta el jueves, con las toses y el cansancio, por el medio ví algo y compré algo que te cambia la vida. Hablaba en el post anterior de escafandras sin saber de la casualidad que estaba sembrando, seguramente una mujer que cumple años el mismo día que yo aprovecharía para murmurar -Eres un enfermo-... y hoy tendría más razón que nunca. Retomando que del jueves solo recuerdo luces y sombras oníricas y a mi madre despertándome el viernes para decir por la mañana: -39.8º-. Para cuando volvió a mediodía había adquirido ya un grado más, como el buen vino en barrica. De cómo llegué al baño, De la ducha en agua helada, de un lubrigante rojo con nombre flotando por la habitación, de la media hora en el pasillo de urgencias sudando, del flechazo a la primera intravenosa con el Augmentine y del resto del día en observación casi non vale la pena extenderse mucho.
Ahora solo me queda pedir perdón por los cacharros que no pude tomar con el mallorquín visitante, por las toses a toda a familia a través del teléfono y por el absentismo de mi parte. Y dar las gracias a la Doctora Álvarez por los cuidados y el piropo.
Lo mejor de todo es que sé a ciencia cierta que la parte del pecho que me duele es la derecha.
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Now playing: Bunbury-El viento a favor
Empujé casi una semana entera, hasta el jueves, con las toses y el cansancio, por el medio ví algo y compré algo que te cambia la vida. Hablaba en el post anterior de escafandras sin saber de la casualidad que estaba sembrando, seguramente una mujer que cumple años el mismo día que yo aprovecharía para murmurar -Eres un enfermo-... y hoy tendría más razón que nunca. Retomando que del jueves solo recuerdo luces y sombras oníricas y a mi madre despertándome el viernes para decir por la mañana: -39.8º-. Para cuando volvió a mediodía había adquirido ya un grado más, como el buen vino en barrica. De cómo llegué al baño, De la ducha en agua helada, de un lubrigante rojo con nombre flotando por la habitación, de la media hora en el pasillo de urgencias sudando, del flechazo a la primera intravenosa con el Augmentine y del resto del día en observación casi non vale la pena extenderse mucho.
Ahora solo me queda pedir perdón por los cacharros que no pude tomar con el mallorquín visitante, por las toses a toda a familia a través del teléfono y por el absentismo de mi parte. Y dar las gracias a la Doctora Álvarez por los cuidados y el piropo.
Lo mejor de todo es que sé a ciencia cierta que la parte del pecho que me duele es la derecha.
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Now playing: Bunbury-El viento a favor
2 comentarios:
Joe! Que bruto eres.
Al salir del hospital seguro lo celebraste con una birra. BIEN HECHO.
Al salir del hospital lo celebré con una semana de sobredosis de series y anime atrasado, porque apenas me podía mover y beber con la de antiobióticos que me dieron, pues tampoco...¡¡¡Qué martirio.!!!
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